¡Hola a todos! Soy Cris, y como ya es tradición, regreso al blog con un nuevo post navideño. Ya van cinco años consecutivos escribiendo sobre esta época tan especial, y no podía faltar la edición de 2025.
Este año, más que traer recomendaciones, quiero compartir una review de una película navideña recién estrenada: Three Wisest Men. Tanto si eres lector habitual como si acabas de aterrizar en el blog, te invito a curiosear mis otros posts navideños—quién sabe, quizá encuentres la recomendación que esperabas para estas fechas.
Y dicho esto… toca hablar de lo que nos trae hoy aquí: qué me ha parecido Three Wisest Men. ¡Empezamos!
Con Three Wisest Men se completa la trilogía Three Wise Men, una última entrega que, sinceramente, no te prepara para despedirte de los personajes. Al igual que sus predecesoras, deja momentos divertidos, tiernos y llenos de reflexiones sobre la vida con las que cualquiera puede sentirse identificado, alejándose así de la típica romcom navideña con final predecible.
El año pasado, cuando comenté Three Wiser Men and a Boy, dije que no me había gustado tanto como la primera (Three Wise Men and a Baby). Pero con esta tercera película vuelvo a decir que me ha encantado: he reído, he llorado y creo que realmente han sabido cerrar muy bien esta historia.
Y hablando de sus protagonistas, confieso algo: aunque Andrew W. Walker, quien interpreta a Luke Brenner, fue el motivo por el que empecé a ver esta trilogía (porque sí, adoro a Andrew, me encanta su forma de actuar y es el chico de la Navidad), mi hermano Brenner favorito es Taylor (Tyler Hynes). Siempre consigue reunir a la familia para hacer de las fiestas un momento especial, con su toque de humor y ese punto chulesco tan suyo.
En esta última película, Taylor se enfrenta a una decisión complicada: dejar el sótano de su madre —su guarida— para mudarse a San Francisco, donde le ofrecen el trabajo con el que siempre ha soñado. Allí tendría un socio, un compañero con el que desarrollar sus videojuegos… pero eso también implica dejar atrás a su familia, la casa a la que siempre regresan, enfrentarse a sus miedos y descubrir si Caroline, su novia, quiere acompañarle en esta nueva aventura.
Algo que también me ha gustado mucho de Taylor es que deja las cosas claras a su exnovia, Fiona, que reaparece en la historia. De hecho, es ella quien habla maravillas de él a la gente de San Francisco y los anima a elegirle para el nuevo puesto. Y, con esta trama, no caen en el tópico de confundirlo para que vuelva a sus brazos: Taylor lucha por Caroline, porque es realmente a quien quiere y con quien desea compartir esta nueva vida.
Todo esto nos lleva a la preciosa y honesta declaración de Taylor hacia Caroline, cuando no solo le dice que es una de las mejores cosas que le han pasado en la vida, sino la más arriesgada, y que junto a ella todo es mucho más fácil. Fue un momento realmente precioso.
Luego tenemos a Luke, que junto a Sophie vuelven a ser padres, esta vez de gemelos… o debería decir (tendréis que ver la película para descubrir el sexo de los bebés). Esto implica ser padre de tres niños, y Luke empieza a temer convertirse en su propio padre: dejarlos solos, no saber criarlos bien o perderse momentos importantes, como su aniversario con Sophie. Aun así, ese proceso de dudas también le ayuda a sentirse más seguro como padre mientras aprende a lidiar con sus miedos.
Desde luego, me quedo con la escena de Luke hablando con el pequeño Thomas, cuando este siente que en estas Navidades que todo el mundo se está olvidando de él. Luke le habla con una ternura increíble, explicándole que todos están pasando por sus propios problemas, pero que todo comenzó gracias a él. Y entonces aparecen Taylor y Stephan para sacarle una sonrisa cantando los cuatro juntos una canción. (Aquí se me saltaron las lágrimas).
Y por último tenemos al último hermano Brenner, Stephan, quizás es el hermano que menos me gusta pero tiene ese toque tan sensible y que nos muestra como esa parte de los problemas mentales, la ansiedad… porque él en esta película, tiene que luchar por su relación, porque Bob, el padre de su prometida Susie, le tenga en consideración y no piense que es alguien que no vale para nada y que no merece a su hija.
A decir verdad, el personaje de Bob no me ha aportado demasiado en esta nueva entrega, aunque entiendo que está ahí para que Stephan aprenda a valorarse a sí mismo.
Finalmente, todo esto conduce a que él y Susie se casen al final de la película, y es un momento precioso, porque Stephan se enfrenta a sus demonios y se da cuenta de que lo único que quiere es estar con ella, sin tantos preparativos ni presiones, rodeado de la gente que de verdad quiere.
Y, al final, todo esto resume por qué consiguen que sean las mejores Navidades: Luke prepara una lista y, aunque al principio nada sale como esperaba, se dan cuenta de que lo importante es estar juntos. Eso ya es una Navidad perfecta. Además, gracias a Taylor consiguen conservar su hogar, la casa donde han creado tantos recuerdos navideños, desde la llegada de Thomas en la primera película hasta formar la gran familia que son ahora con sus parejas, estando con la persona más importante: su madre, Barbara.
Thomas, Susie, Barbara e incluso la aparición estelar de Roy y LeMark aportan dinamismo y mucho corazón a toda la película. Aunque la historia se centre en los hermanos Brenner, sin ellos —y sobre todo sin el más pequeño—, no habría trama como tal.
En conclusión, una película especial que te hace reír y llorar, llena de corazón en cada escena y con grandes interpretaciones. Una forma perfecta de cerrar una trilogía mágica, diferente a lo que solemos ver en esta época del año, y totalmente recomendable para toda la familia.
¡Esto sería todo! Si has llegado hasta aquí, lo primero quiero darte las gracias por leerme, y lo segundo, me encantaría saber qué opinas, ¿estás de acuerdo con lo que comento?. Anímate a dejar tus opiniones en la parte de abajo de comentarios.
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Crisrolu
