Esta semana en Arrow, hemos unido las piezas que faltaban de la historia de origen de Deathstroke, mientras que en la actualidad Slade luchó con la nueva versión de su hijo. Por otra parte, Diggle descubrió su conexión con un nuevo villano.
| Contiene Spoilers |
La verdad es que este año a parte de que no me está gustando Arrow en términos general, también me tienen bastante perdida porque veo muchas tramas, mucha cosa, pero me da la sensación de que los guionistas están más perdidos que un pulpo en un pajar y por eso no saben por donde tirar.
Si bien nos enteramos hace unas semanas que Black Siren es la villana de Black Canary y que Cayden James es el villano de Felicity, ahora sabemos que Richard Dragon es el villano de Diggle, y dejarme que os diga, que el ÚNICO que me interesa es Cayden y que de por si solo podría ser perfectamente el big bad de la temporada, pero NO, es mejor marear la perdiz y hacer una auténtica mierda.
A esto se le suma que como ya no saben qué hacer, pues dos se marcan un Quentin 2.0 con la diferencia de que ahora Diggle está enganchado a una droga ilegal que le controla los temblores de la mano y de verdad, ME ABURRE ¿no pueden ser un poquito más originales y crear tramas nuevas? porque siempre estamos con las adicciones, los secretos y las tonterías, que encima sabemos cómo termina, con lo cual no veo el sentido a nada de esto.
Terminaré diciendo que lo único que me ha gustado de este episodio es que por fin Oliver tiene lo que siempre ha soñado, tener una familia, y con William y Felicity a su lado, ya lo ha conseguido y adoro esos momentos entre ellos tres.
Esto es todo. Espero que hayáis disfrutado leyendo la review y no os olvidéis pinchar en el botón de abajo en caso de que queráis ver los avances del próximo episodio.
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¡¡Hasta la próxima semana!!
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