Fanfic Olicity | ¡Olicity es cosa de 3!


¡Hola a todos!

Aquí os traigo otras dos nuevas escenas, en esta ocasión hay un poco de mezcla. Como últimamente estamos faltos de OTA pues aquí os dejo un poquito de ellos. Espero que os gusten y que las disfrutéis tanto como yo.

AVISO: La segunda escena tiene una parte Olicity cuya calificación roza los +11.

Como siempre, dedicado a mis mosqueteras. Sin vosotras nada de esto sería posible. AsWriters Forever.

Escena 1

John and Felicity permanecían en la guarida, en silencio, cada uno concentrado en lo que tenían que hacer.

El ruido de unos pasos alertó de la presencia de alguien. Sin desviar la mirada siquiera sabían que se trataba de Oliver. Diggle observó a su compañera en la distancia, su rostro se endureció.

Oliver con cierta expresión de sumisión, miró a Felicity... ella se encontraba sentada sobre su sillón dándole la espalda, se acercó a ella casi con sigilo.

- Felicity... ¿tienes el informe de...?

Su voz era suave y relajada pero antes de que pudiera terminar la frase, Felicity dio un golpe en la mesa con una carpeta oscura justo a su lado.

No le miró, ni le contestó. Oliver apretó los labios, cogió la carpeta sin decir nada más y se sentó al lado de Diggle.

- ¿Todo bien?

- Sí, todo bien.

- Oliver...

- Se le pasará Dig.
Dig levantó las cejas y sus labios mostraron una expresión de: de acuerdo, sigue engañándote.

- Olicity Loft, por la noche...

Felicity estaba acurrucada dentro de la cama, leyendo un libro cuando siente que Oliver llega a casa. Su cuerpo se tensa.

Oliver subió las escaleras, cansado y rendido. A medida que sus pies suben cada peldaño su cuerpo emitió un profundo resoplido.

Cuando atravesó el umbral de la habitación posó su mirada sobre ella... quizá anhelando algún avance, esperando alguna señal... pero nada había cambiado.

Ante su indiferencia decidió aparcar el tema de momento, quizá mañana estaría más receptiva.
Empezó a quitarse la chaqueta cuando escucha la voz de Felicity a su espalda.

- ¿No pensarás dormir aquí?

Oliver se quedó quieto, cerró sus ojos como muestra de dolor.

- ¿Prefieres que me vaya?

Su silencio fue suficiente respuesta. Volvió a colocarse la chaqueta y se marchó de la habitación sin decir nada, sin mostrarle su dolor.

Felicity quiso hablar... sus labios se entreabrieron intentando pronunciar aquellas palabras tan esperadas, pero algo la frenó...

Cada paso que le alejaba de ella... era una punzada aún más fuerte.

Oliver necesitaba pensar...anduvo durante un tiempo indefinido, perdiendo su mirada en el infinito, envuelto en el manto de la noche.

Unos minutos más tarde...

Diggle se encontraba en su casa, acomodado en su sofá mientras terminaba de limpiar su arma,  como sintió sed se levantó para coger una cerveza bien fría de la nevera.

- Esto es lo malo de vivir solo. Si quieres algo, tienes que servirte tú mismo.

Se acercó a la cocina, abrió la puerta del frigorífico y antes de que pudiera abrir su ansiada bebida unos golpes en la puerta le sorprendieron.

Miró su reloj, eran más de la 1 de la mañana. Su rostro se tensó. Acortó la distancia que le separaba de su inesperada visita con pasos pequeños e insonoros.

Cuando divisó a través de la mirilla la identidad de la persona que le esperaba al otro lado, su cuerpo se relajó alejando su mano del arma de su espalda.

Abrió la puerta con gesto divertido apoyando su antebrazo en ella. Una pequeña sonrisa asomó a sus labios.

- Déjame adivinar. No se le ha pasado.

Oliver apretó los labios negando con la cabeza.

- No.

- Pasa. ¿te apetece una cerveza?

Diggle le cedió el paso al interior de la casa. Oliver permanecía serio, apagado.

- No gracias.

Diggle observó cómo Oliver se dejaba caer sobre el sofá, deslizaba las manos por sus mejillas hasta atrapar su rostro entre ellas y se quedaba ahí, escondido.

Estaba preocupado. El distanciamiento con Felicity le estaba afectando de verdad.

Diggle permanecía en silencio...estaba sorprendido. Cuando quiso pronunciarse, algo empezó a vibrar en su bolsillo llamando su atención.

Cogió su móvil y al ver quién llamaba se retiró hacia un lugar más apartado.

- Dime Felicity.

Al ver el poco tiempo transcurrido antes de la respuesta temió haber sido inoportuna.

- Lo siento Dig. ¿te he despertado?

- No tranquila. ¿qué ocurre?

Felicity dudó unos segundos.

- Es Oliver. No ha vuelto a casa. ¿Está contigo?.

Diggle dirigió su mirada hacia el salón.

- Estás preocupada eh.
        
- Esta mañana discutimos. Pensé que con el tiempo vendría a hablar conmigo, que se disculparía.

- Tal vez lo haya hecho a su manera.

Felicity empezó a darse cuenta de que Diggle tenía razón. En la guarida intentó hablar pero ella le echó de su lado muy bruscamente. Cerró los ojos sintiéndose mal por lo que había hecho. Había sido injusta.

- Soy una idiota.

- No seas dura contigo misma. Los dos habéis estado sometidos a mucha presión. Dale un poco de margen. Volverá.

- ¿Y si es demasiado tarde?

- Felicity no sé qué ha pasado entre vosotros pero sí sé una cosa: Oliver está loco por ti. Y eso no va a cambiar.

Felicity sonrió levemente.

- Gracias John.

- Si me necesitas, aquí estaré. Dijo con una sonrisa.

Antes de colgar Felicity pronunció su nombre una vez más.

- Dig.

- Gracias por cuidar de él.

- De nada.

Felicity se sentía más tranquila. Hablar con Dig siempre tenía un poder balsámico sobre ella.

Diggle tomó aire, ahora le quedaba la parte más difícil.

Al escuchar pasos tras de sí, Oliver decidió arriesgarse a preguntar.

- ¿Era Felicity verdad?

- Sí.

- Siempre acude a ti. - expresó una sonrisa triste

- Habría acudido a ti pero resulta que esta vez el problema es contigo.

Dig se sentó a su lado.

- ¿Qué has hecho esta vez Oliver?

- ¿Por qué crees que he sido yo?

Oliver se giró hacia él para terminar viendo su ceja completamente levantada en sentido de incredulidad.

Oliver suspiró resignado.

- Retiro la pregunta.

Durante unos segundos el silencio predominó entre los dos. Oliver normalmente es muy reservado con sus sentimientos o con sus problemas. Sólo se abre ante dos personas. Y una de ellas estaba frente a él.

- Teníamos un punto de vista diferente sobre el caso. Discutimos... y tal vez pagara injustamente con ella todo lo que me está pasando. Con ella puedo ser yo mismo. No tengo que ser Oliver el hijo perfecto ni Oliver Queen el líder que todos esperan, ni el hermano capaz de resolver cualquier problema. Ella forma parte de mí...Con ella...todo...es más sencillo. - el timbre de su voz se fue apagando.

- ¿has pensado en disculparte?

- Lo intenté en la guarida...a mi manera...

- Pues no vuelvas a usarlo no ha sido muy efectivo.

Volvió esa sonrisa triste a sus labios.

- Por qué no pruebas un lo siento. Suele funcionar.

- Antes de venir aquí fui a casa, pensé que estaría más tranquila, que podríamos hablar pero...me equivocaba.

- Sigue intentándolo. No hay otra manera.

- ¿Y si no quiere?

- Oliver...es Felicity, es cabezota, impulsiva, adorable y por razones que aún desconozco te adora.

- Cederá. Créeme. - le contestó Diggle sonriente.

Por primera vez la sonrisa de Oliver fue sincera y limpia.

- Vete a casa Oliver. Habla con ella y soluciónalo.

Más calmado y tranquilo se levantó del sofá.

- Gracias John.

- No te preocupes ya te pasaré la factura.

El rostro de Oliver mostró algo de sorpresa.

- El contrato de guardaespaldas y jefe de seguridad no incluye los servicios de psicólogo.

- Siento defraudarte, pero el de hermano sí incluía esa cláusula.- le contestó con una sonrisa
Tras marcharse Diggle sonrió.

- Primera crisis superada.

Escena 2

La lluvia, densa e implacable no daba tregua, su manto envolvía a todo aquel que tuviera la osadía de adentrarse en él.

La noche estaba siendo especialmente dura, los avisos no dejaban de sucederse y poder llegar a cada lugar se estaba convirtiendo en toda una hazaña.

Oliver, empapado y furioso bajaba las escaleras de la guarida con premura, la última misión había resultado ser un auténtico fracaso, llegaba en busca de respuestas.

Al oír el sonido de sus pasos acercándose, el cuerpo de Felicity se tensó, estaba preparándose para lo que se le avecinaba.

- Necesito saber qué es lo que ha pasado ahí fuera.

Su tono era rudo y cortante.

- No ha sido culpa mía, no enteramente al menos. Su móvil estaba preparado para emitir una localización falsa a través del emisor RIT, al principio no lo noté porque la secuencia estaba enmascarada por una IP de origen…

- ¡Felicity!

Oliver la cortó bruscamente, no tenía ni las ganas ni la paciencia necesarios para escucharla. Ella al oír el grito se encogió.

- No hacía falta que me gritarás…

Oliver la miró con una mezcla de rabia y sorpresa, como si no entendiera que su compañera no se hubiera dado cuenta de la gravedad de la situación.

- Felicity…casi me estrello contra un autobús porque tú no fuiste capaz de detectar el problema a tiempo.

- Siento de verás lo ocurrido pero no era mi intención fallarte.

Diggle que estaba entrenando en una zona más apartada, decidió acercarse atraído por los gritos.

- No me sirven tus disculpas…esto no habría pasado si tú hubieses estado concentrada.

- Chicos, vamos a calmarnos.

El tono altivo y reprochador de sus palabras fue algo que la molestó bastante, provocando que se pusiera a la defensiva

- ¿Me estás acusando de algo? Porque puestos a ser sinceros, si tú le hubieras atrapado cuando tuviste la ocasión, esto tampoco habría pasado, ya que yo no habría tenido que volver a triangular su posición.

La mirada desafiante de Oliver caló sobre ella, dio unos cuantos pasos hacia delante dispuesto a  encararse con ella pero Diggle se interpuso entre ellos.

- Oliver tranquilo.

Su compañero le miró, una mirada fría y despiadada… pero Diggle no era de los que se achantaban.

- Diggle apártate.

- Sabes que no voy a hacerlo.  Vamos ven conmigo.

Oliver sintió cómo su compañero le cogía del brazo tirando con fuerza de él, intentó resistirse pero Diggle consiguió arrastrarle hacia otra habitación

- ¿Se puede saber qué demonios te pasa?

- Nada…

- A mí no me engañas Oliver. ¿Es por Tommy?

Ante su reacción supo que no iba demasiado desencaminado.

- Así que se trata de eso. ¿Los viste juntos no es así?

Oliver levantó su dedo índice hacia él como señal de advertencia.

- No sigas por ahí.

- ¿Qué te es lo que más te molesta Oliver? ¿La estaba tocando? ¿Es eso?

Diggle se acercó a él, su tono de voz era algo más elevado de lo normal, firme y contundente.

- ¡John para!

- O acaso lo que te realmente te molesta es que eras tú quién no podía.

Un arrebato de ira le consumió por dentro, llevándole a pegar a su mejor amigo con toda la fuerza que llevaba tiempo reprimiendo.

- ¡Tú no lo entiendes!

Diggle se limpió la sangre de su labio, el golpe había sido contundente, más de lo esperado.

- ¿El qué no entiendo Oliver? ¿Amar sin poder ser correspondido? ¿Desear a quién no puedes tener?  Yo vi cómo mi hermano se casaba con la mujer que quería. Vi cómo después de muerto aún seguía siendo inalcanzable. Vi… cómo su hijo crecía sin su padre.

Aquello fue demoledor, como cuando el hierro incandescente se sumerge en agua helada, calmándolo… Oliver bajó la mirada arrepentido. Al darse cuenta de lo injusto de sus actos, la culpabilidad arremetió contra su cuerpo.

- Lo siento... No era mi intención…

Diggle se acercó una vez más, al pasar por su lado se detuvo.

- No todos tenemos la suerte de amar a quien podemos…Y ahora que te has desahogado, intenta que no te maten.

Oliver miraba hacia algún punto perdido de aquella habitación, mientras aquellas palabras resonaban en su cabeza…

La mirada de su amigo se mantuvo sobre él unos segundos más, como si así pudiera saber qué estaba pensando. Al comprender que había conseguido su propósito, se marchó  de aquel lugar permitiéndole a Oliver recapacitar sobre aquello que tanto le atormentaba…

Un rato después…

La guarida permanecía en silencio desde hacía algunas horas, todos sus ocupantes se habían marchado a casa. O al menos eso creía Oliver...

Las palabras de Diggle retumbaban dentro de él como un bucle sin fin, torturándole…

El cuerpo le pedía movimiento, necesitaba despejar su mente, descargar adrenalina y no había mejor medicina para ello que una lucha sin tregua.

Se quitó la camiseta, se acercó a uno de los muñecos de entrenamiento, tomó aire y asestó un golpe seco en el tronco. Respiró lentamente asestando un nuevo golpe, esta vez con más fuerza. A medida que se sucedían los estoques, más fuerte era el dolor que recibía, pero no le importaba, seguía adelante.

Imágenes acudían a su mente…La mirada de Tommy…la sonrisa de Felicity cuando estaba con él…lo bien que se les veía juntos… Y entonces surgía ese sentimiento tan desconocido para él: los celos.

No soportaba verles juntos…le quemaba por dentro…

Lo peor de todo, lo que más le dolía era aceptar la realidad…que Tommy la merecía más que él, que con Tommy podría tener algo que él nunca podría darle: una vida normal.

Pero quizá lo más duro para él, era contestar una simple pregunta que le rodaba una y otra vez: ¿Estás dispuesto a renunciar a ella?

Su mente y su corazón debatían una guerra eterna…puesto que su corazón se negaba a dejarse vencer, se aferraba a lo único que le mantenía con vida, lo único que había conseguido convertirle en el hombre que era a día hoy…

Segundo a segundo, golpe tras golpe, ese dolor arraigado en su interior había logrado aplacarse un poco.

Su cuerpo, exhausto y dolorido, se dejó caer al suelo emitiendo un profundo suspiro.

Unos pasos tras él, le advirtieron de la presencia de alguien. No estaba solo.

- ¿Vienes a por la revancha?

- ¿Cómo sabías que era yo?

- Dig no usa perfume. Ni tacones. Al menos de momento.- Casi sin pensarlo sus labios emitieron una leve sonrisa

Al ver su cuerpo derrotado, resentido por las heridas causadas, se le formó un pellizco en el estómago. No le gustaba verle así.

- Deberías descansar. No es bueno…

Oliver dirigió su mirada hacia ella por primera vez.

- ¿Qué quieres Felicity?

Ella se quedó algo cortada por la interrupción, no sabía si debía decirle o no la verdad…

- Yo… sólo quería…

Oliver se levantó haciendo acopio de las pocas fuerzas que le quedaban, se dirigió  hacia la mesa y cogió una pequeña toalla. Aquel simple gesto conseguía desconcentrarla… Oliver la miró fijamente a los ojos, fue entonces cuando se armó de valor y pronunció aquello que tanto deseaba conocer.

- Quería saber… si lo que le dijiste a Dig sobre mí…era cierto. – Su tono denotaba cierto temor

- No creo que lo que yo piense o sienta sea importante.

- Para mí lo es. Necesito saberlo…

Un silencio se formó entre los dos, miradas cargadas de miedo y esperanza tomaban forma en ellos, buscándose…anhelando una señal.

Felicity podía sentir pequeños latidos bombeando en su oído. Parecía que de un momento a otro todo se detendría.

Al transcurrir de los segundos, Oliver permanecía impasible ante ella… ningún gesto, ninguna emoción…ella asumió que no iba a contestarle. Apretó los labios asintiendo levemente, admitiendo la derrota. Cuando quiso avanzar una voz la retuvo.

- ¿Cambiaría algo si dijera que sí?

De repente un escalofrío recorrió su cuerpo, sus piernas comenzaron a temblar… Aquellas palabras tan deseadas por fin habían sido pronunciadas…

Fue girándose lentamente hasta que sus miradas volvieron a encontrarse.

La sorpresa había dado paso a la euforia… El miedo había cedido a la impulsividad…

- ¿Si dijera que estoy loco por ti?

Su sonrisa nerviosa era como una invitación, atrayente y seductora…

Felicity acortó la distancia que les separaba, atrapó su rostro con fuerza y se fundió con él en un beso apasionado, necesitado…

Ella se separó levemente uniendo su frente a él en un gesto cariñoso.

- ¿Contesta esto a tu pregunta?

Una sonrisa maliciosa hizo acto de presencia en ellos.

- Digamos que necesito una pequeña aclaración.

Ella entreabrió sus labios, mojando los suyos con la punta de su lengua…la reacción no se hizo esperar…

- Felicity… - Apenas pudo pronunciar su nombre, su respiración se volvió entrecortada

- No digas nada… sólo disfruta.

Oliver no necesitó nada más, buscó su boca en un intento desesperado de entregarse a ella, de sentirla…Los brazos de Felicity rodearon su cuello atrapándole junto a ella.

Sus labios se movían en completa armonía, se buscaban, se provocaban…

Sentir la humedad de su lengua en la boca estaba teniendo un efecto estimulante sobre él, deseaba ir más allá. Fue deslizando las manos por su espalda hasta llegar a las nalgas, las cuales apretó y tocó disfrutando de ellas.

Posó sus labios sobre ella, besos fugaces, intensos…sus dedos fueron colocándose poco a poco bajo sus nalgas.

- ¿Qué pretende señor Queen?

Oliver la miró con una sonrisa algo juguetona.

- Esto.

Tras pronunciar aquellas palabras la alzó en peso contra su cintura provocando un pequeño gemido en Felicity, quien algo sorprendida por el gesto se amoldó a su cuerpo sin ofrecer resistencia alguna.

- Oh Dios… prométeme que haremos esto otra vez.

Su voz había adquirido un matiz embriagado de deseo, obteniendo una gran sonrisa por parte de Oliver como su mejor respuesta

Sus labios se unieron de nuevo, esta vez de un modo más pausado, más profundo.

Justo antes de que el beso se rompiera, Felicity sintió el frio metal bajo su piel... Acogió la idea con interés, siempre había querido hacerlo en la guarida, había sido uno de sus fantasías desde que conoció su lado más oscuro.

Su mirada chispeante se desvió hacia los ojos de Oliver, quién se separaba de ella lentamente dirigiéndose hacia la puerta.

- ¿Ya no quieres jugar? Preguntó algo desconcertada.

Oliver se detuvo frente al panel de la entrada introduciendo un código que bloqueó el sistema.

- No, quiero mucho más.- Le contestó sonriente e ilusionado.

Felicity no pudo reprimir una sonrisa al tiempo que mordía uno de sus labios, expectante y ansiosa.

- ¿Sabes que Diggle conoce el código de desbloqueo no?.

Beso…

- Este no. Sólo lo conozco yo. – Le contestó en un tono sugerente ante el ronroneo de Felicity.

Beso…

- ¿Sabes? Creo que me está gustando esta nueva faceta tuya.

Sus manos fueron bajando por el pecho de Oliver, acariciándolo y palpándolo…quería llegar hasta su destino: su cinturón. Lo desabrochó botón a botón, despacio, desafiándole… él simplemente se dejaba hacer posando sobre ella una mirada de picardía.

- Me alegro.

Acercó los labios a su cuello, aspiró su aroma impregnándose de él…exhaló el aire a través de su boca para después dar pequeños besos que conllevaron que Felicity inspirara de una manera más intensa.

Los besos fueron convirtiéndose en suaves mordiscos que calmaba con el roce de su lengua. Los gemidos entrecortados que provocaba en ella eran como una droga para él: estimulante y adictivo.

- Oliver… - su voz era casi un susurro imperceptible

Él, atraído por su llamada, fue subiendo por su cuello pasando por su mandíbula hasta quedarse a escasos centímetros de su boca marcando su piel a cada paso…

- Qué…

- Te quiero.

Oliver sonrió. Aquella confesión, en aquel momento tan íntimo entre ellos, compensaba todo aquello por lo que había sufrido.

Oliver le hizo un gesto con la mirada y ella accedió con una sonrisa. Colocó sus manos por detrás de su espalda apoyando su peso sobre ellas, no hablaban…sus miradas lo compartían todo.

Felicity entreabrió sus labios ofreciéndole su lengua tal como le había pedido. Oliver, excitado y complacido, sujetó su barbilla para acercarla a él y la lamió lentamente, buscando placer… queriendo seducirla… fue introduciendo la lengua en su boca, jugando con ella, empujándola…

Felicity estaba a su límite, necesitaba tocarle…corresponderle…sus manos quisieron moverse pero Oliver las presionó contra la mesa con su propio peso conllevando que Felicity se estremeciera. Una sonrisa de satisfacción asomó a sus labios.

- Yo también te quiero.

Cuatro palabras…era lo único que necesitaba para que su inundara de aquella sensación tan cálida.

Sus miradas se encontraron…perdiéndose el uno en el otro. Sus sonrisas les delataron… no podían negarlo: se amaban con locura.

Una vez más se fundieron como si fueran un solo ser… besos más tímidos, menos intensos culminaron aquel momento único donde no sólo se habían derribado barreras sino que se estaba dando forma a algo mucho más importante: un vínculo eterno…

FIN


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