Después de 24 años del estreno de Gladiator, con un magistral Russell Crowe, hemos tenido la oportunidad de disfrutar de Gladiator II, dirigida también por Ridley Scott, y con un gran reparto: Paul Mescal como Lucius, el hijo de Lucilla y Maximus; Pedro Pascal como Marcus Acacius, un general romano; Denzel Washington como Macrinus, un poderoso manipulador político; Joseph Quinn como el emperador Geta; Fred Hechinger como el emperador Caracalla; Connie Nielsen repitiendo su papel como Lucilla y Derek Jacobi como el senador Gracchus.
Contiene Spoilers |
La trama sigue a Lucius, quien vive en Numidia después de ser enviado allí por su madre, Lucilla. Tras la invasión de su hogar por el ejército romano liderado por Marcus Acacius, Lucius es capturado y forzado a convertirse en gladiador. Buscando venganza, Lucius se enfrenta a numerosos desafíos, bajo la consigna “Fuerza y Honor” y buscando el sueño de Roma: una Roma donde todos son libres y la justicia es igual para todos.
La película, aunque ambientada en el Imperio Romano, toma varias libertades creativas. Los personajes y eventos históricos están presentados de manera dramática y no siempre son precisos. Sin embargo, la ambientación y los escenarios son fieles a la época (alrededor del año 211).
En Gladiator II, la ambientación está muy bien conseguida con novedosas técnicas de cine. La película está cargada de violencia, combates cuerpo a cuerpo, incluyendo batallas épicas en el Coliseo y manipulaciones políticas, en una Roma oprimida por dos emperadores hermanos, Geta y Caracalla, déspotas, paranoicos, egoístas y odiados por el pueblo, y muestra el inicio de la destrucción del Imperio. Me gustaría destacar la maravillosa actuación de Denzel Washington, como Macrinus. Es la primera vez que veo a este actor haciendo un papel de malo y su interpretación te emociona.
La película es entretenida. Las dos horas y media de duración, pasan volando, pero en mi opinión, no alcanza la profundidad emocional y el mensaje de la primera entrega.
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