El despertador sonó por toda la habitación. Eran las 7 de la mañana y Felicity se despertó aturdida y mareada, parecía como si tuviera un edificio en lo alto de su cabeza. ¡Maldita resaca! ¿Por qué bebería tanto ayer?. Se obligó a levantarse y se fue directa al baño. Necesitaba una ducha para despejarse un poco y poner en orden sus ideas, ya que anoche le había tirado los tejos a Oliver.
Frenó en seco sus pensamientos que resonaron en su cabeza como si hubiera sido un sueño, pero no, ahora lo veía un poco mas claro, le había pedido a Oliver que la besara y él la había rechazado. Al recordar esa sensación sintió un fuerte dolor en el pecho y sin que ella diera permiso 2 lagrimas rodaron por sus mejillas.
Ahora lo veía todo claro, ella pensaba que Oliver sentía algo por ella por como la trataba, protegía e incluso le hablaba, era dulce, cariñoso y siempre tenia un brillo especial en los ojos cuando la miraba, pero no podía estar mas equivocada, solo la veía como a una amiga, compañera nada mas y eso a ella la destrozaba. Salió del baño y se sentó en la cama dispuesta a vestirse. Había elegido un traje de falda y chaqueta negro, la falda era por las rodillas y se ajustaba a su cuerpo como un guante, la camisa blanca de seda y su chaqueta a juego con la falda. Seguía pensando en todo lo ocurrido anoche y si Oliver le diría algo al respecto y si era así, ella ¿que tendría que hacer? ¿pedirle perdón o decirle que nunca quiso hacer lo que hizo?. ¡Pues claro que quería! pero no podía permitir que Oliver se imaginara ni por un momento cuales eran sus sentimientos hacia él.
Le estaba dando de comer a MIT su gato persa y tomándose una taza de café cuando a su mente vino otro recuerdo. Veía a Oliver en su habitación, al lado de su cama, besándola y diciéndole con la voz mas dulce que ella a escuchado jamás “Te Quiero Felicity Smoak”. y se preguntó que por qué los sueños podían ser tan reales, porque ella realmente quería quedarse en ese sueño y poder besar a Oliver cada segundo de su vida. Cogió las llaves del coche y se decidió a ir a la oficina, aunque todavía no sabia que se iba a encontrar.
Llegó la primera, ni Oliver, ni Ray estaban en sus oficinas y eso que había tenido un pequeño problema con su coche, un semáforo y un conductor un poco grosero que se había acordado de gran parte de su familia, por lo que llego un poco roja de la ira. Se echó otro café y se sentó detrás de su ordenador y mientras llegaban los nuevos socios se dedicó a preparar todos los papeles para que la fusión entre las 2 empresas fuera legal. Estaba tan pendiente de la pantalla de su ordenador que no había escuchado la puerta del ascensor y mucho menos a Oliver acercándose a la mesa.
- Buenos días Felicity - Su voz era dulce, aunque se notaba que estaba sonriendo.
- Ahh..... Buenos días Oliver - Se sobresaltó tanto, que tiró su café encima de todos los papeles que tenía preparados para la reunión.
- Joder!!!! todo el trabajo adelantado para nada, ahora tendré que volver a empezar, porque tú, Oliver pareces un fantasma tan sigiloso como siempre, ¿quieres dejar tus habilidades para cuando realmente se necesitan? - Realmente estaba enfadada.
- No te preocupes yo te ayudo a prepararlos todo de nuevo, pero antes de nada, ¿cómo te encuentras?, anoche bebiste demasiado y es normal que tengas resaca - Oliver volvió a sonreír pero esta vez su sonrisa era traviesa.
- Estoy bien, gracias.
Oliver se preguntó por qué estaba tan enojada, si era porque habia destrozado todo el trabajo o por lo que pasó en la puerta de su casa. Intentó mirarla a los ojos aunque ella no levantaba la vista del ordenador, necesitaba ver esos ojos azules para poder empezar el dia, eran como su vitamina diaria, porque no necesitaba ver el cielo de la mañana ya que con sus ojos se sentia completo.
No consiguió que ella le mirara, así que decidió hacerle una pregunta, que a lo mejor, la cabrearía mucho más.
- Felicity
- Ummmm - Dime
- Quería preguntarte, ¿Te acuerdas de algo de lo que pasó anoche?
- Eh.... esto.... yo tengo lagunas - Felicity se estaba poniendo nerviosa a cada minuto que pasaba, ¿que le digo? ¿que hago?, ufff, su cabeza empezó a darle vueltas a un excusa creíble o mejor aún, ¿le pido perdón?, no puedo permitir que sepa lo que siento por él.
- Esto... Oliver, respecto a lo de anoche, yo.... quiero pedirte perdón, no debí hacerlo, no quería hacerlo.... bueno, si que quería, pero.... esto... Felicity, cierra la boca en 3,2,1. - Miró nerviosa a Oliver. Éste sonreía más todavía y ella no entendía nada, ¿Cómo se podía reír?
- Estás perdonada. - Le dijo susurrándole al oído con una voz tan sensual, que a ella le estremeció todo el cuerpo.
- Oliver, yo.... - No pudo decirle nada más, Ray hacía acto de presencia ante los 2 y preguntando a que hora era la reunión para hacerlo oficial todo.
- Es dentro de media hora, lo que me recuerda..... Oliver, Ray, ¿Me dejan para poder terminar el papeleo?
- Por supuesto. - Ray, se dio media vuelta y se fue a su oficina. Oliver, hizo exactamente lo mismo, aunque él, antes de entrar a su oficina, se giró y le dijo “Tenemos una conversación pendiente”.
Se puso nerviosa más de lo que ya estaba, y se tiró así gran parte de la mañana. Intentaba no quedarse a solas con Oliver, pero se acercaba la hora de almorzar y no sabía como escabullirse de la oficina, cuando recordó que Thea y Laurel, habían quedado para comer, decidiendo así, auto-invitarse porque el simple hecho de que Oliver empezara con esa conversación, a ella le daba auténtico pavor, así que las llamó y quedó con ellas en un restaurante cercano a la oficina.
Oliver vio como Felicity cogía su chaqueta y su bolso y se disponía a salir. Tenía que saber a donde iba y con quién, así que salió de su oficina y la paró en la puerta del ascensor.
- Felicity, ¿Vas a almorzar fuera?
- Si Oliver, he quedado, ¿Necesitas algo?
- Necesitar, no necesito nada - (solo te necesito a ti) pensó en lo más profundo de su ser – Esto...
- Felicity, ¿Con quién has quedado si es que se puede saber?
- He quedado con Thea y Laurel, reunión de chicas, ya sabes.
- Que os lo paséis bien. Nos vemos luego.
- ¡Si claro, por supuesto! - Felicity sonrió algo nerviosa.
Oliver volvió a su oficina. Estaba confundido, no sabía realmente lo que ella sentía por él, porque aunque la noche anterior le pidió que la besase, podía haber sido por los efectos del alcohol y no porque realmente sintiera algo por él.
Empezaba a dolerle la cabeza y sintió como su estómago gruñía porque pedía de comer, así que se dedicaba a ir a la cafetería, cuando John entraba por la puerta con unas hamburguesas recién hechas, patatas y dos refrescos.
- ¡Qué haría yo sin ti, amigo!
- Te morirías de hambre. - Digg se echó a reír y Oliver lo acompañó.
Estaban en la mitad de su almuerzo, y ninguno de los dos hombres decía nada, hasta que John se atrevió a hacer la primera pregunta.
- ¿Me lo vas a contar, o te lo tengo que sacar a golpes?
- No hay nada que contar, ¿Por qué lo dices?
- Oliver, te conozco mejor que tú mismo, sé que me ocultas algo y sé que es de Felicity, ¿Pasó algo anoche cuando la llevaste a su casa?
- John, me pidió que la besara y no quise hacerlo, no porque no quisiera, sino porque tú mejor que nadie sabe lo que siento por ella. Simplemente no podía estando ella en ese estado.
- ¡Eso es fabuloso! Ahora estás seguro de que ella también te ama, nada te impide decirle lo que sientes antes de que sea demasiado tarde.
- No estoy seguro. Lleva evitándome toda la mañana, no he podido quedarme a solas con ella para poder preguntarle nada.
- Amigo, intenta aclararlo todo lo antes posible, no es bueno para ninguno de los dos.
- John, se me acaba de ocurrir una idea, pero necesito tu ayuda.
- Lo que necesites hermano.
- Antes de que termine el día, sabré lo que realmente siente Felicity por mi.
Y allí se quedaron, en la oficina, trazando el plan perfecto.
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